Los antiguos romanos en la mesa
El banquete de Trimalción
Petronio, escritor que vivió en la época del emperador Nerón, nos dejó una inolvidable descripción del banquete del nuevo rico Trimalción, rudo y exuberante anfitrión. Aunque el relato es exagerado de manera intencional para enfatizar la grosería del personaje, nos ofrece una de las pocas oportunidades de conocer el gusto culinario de los romanos.
Un triunfo culinario
Volviendo al entrante, en una gran bandeja se colocó un burrito de bronce corintio que llevaba una alforja de dos bolsillos, uno que contenía aceitunas claras y otro oscureas… Pequeños soportes soldados al fondo de la bandeja sostenían ardillas cubiertas de miel y espolvoreadas con polvo de amapola. También había salchichas que se freían en una parrilla de plata y debajo de la parrilla ciruelas sirias con granos de granada…
Luego, se sirvió un plato principal: una bandeja redonda en la que se habían dispuesto en círculo los doce signos del zodiaco, sobre cada uno de los cuales el maestro de cocina había puesto la comida propia y adecuada al referente…
Cuatro camareros saltaron al compás de la música y retiraron la parte superior del triunfo. Al completar esta operación, se puede ver en la parte inferior aves de corral y asaduras de cerdo y en el medio una liebre provista de alas, para parecer un Pegaso…
En esto, le siguió una bandeja en la que se colocó un gran jabalí y además con un sombrero, cuyos colmillos sostenían dos cestas hechas con hojas de palma tejidas, una llena de dátiles frescos y la otra de dátiles secos. Alrededor del jabalí, pequeños cerditos hechos de galleta, daban la impresión de estar sujetos a las mamas, lo que indicaba que el jabalí era hembra…
Trimalción no había terminado de hablar cuando una bandeja, llena de un enorme cerdo, llenó la mesa central… El cocinero tomó un cuchillo y, con un gesto prudente, comenzó a cortar el vientre del cerdo por un lado y por el otro. Y enseguida, de los cortes que se ampliaban espontáneamente por la presión del contenido, rodaron salchichas y morcillas…
Luego se sirvió un ternero cocido, dispuesto en una bandeja de doscientas libras, además de un casco… y ya se había preparado en la mesa un triunfo rodeado de focaccias, cuyo centro estaba ocupado por un Priapo, realizado por un pastelero, que según la iconografía solía sostener en su amplio regazo todo tipo de frutas y racimos…
Siguieron los aperitivos: en lugar de los habituales mirlos, se hicieron circular gallinas engordadas, una por comensal, y además huevos de pato cubiertos que Trimalción nos instó a comer con gran insistencia, sosteniendo que eran gallinas sin hueso…
Luego de un momento de calma, Trimalción hizo servir los postres, que consistían en mirlos hechos de harina de centeno mezclada con pasas y nueces. Les siguieron manzanas membrillos en las que se clavaron espinas para parecer erizos de mar” (Petr., Satyr., 31-69 passim).
Naturalmente, todo ello regado con vinos abundantes. El vino, por cierto, es un alimento fundamental en la mesa romana, tanto que incluso se incluye en las raciones de los esclavos, se consume diluido en agua y a menudo con la adición de miel, resinas o especias.
Además de manipular expertamente sabores tan diferentes, la habilidad de los cocineros romanos también se ejercía al dar a los platos un aspecto diferente al que se podría esperar, por ejemplo, al presentar carne de cerdo preparada para parecer pescado o aves.
También nos lo cuenta Trimalción de Petronius: “Mi cocinero ha sacado todo esto de la carne de cerdo. No hay ninguna persona más valiosa en el mundo. A su mando, será capaz de hacer que un vientre de cerda parezca un pez, que un trozo de tocino parezca una paloma, que un jamón parezca una tórtola, que una pata de cerdo parezca una gallina” (Petr., Satyr., 70).
El Satiricón de Federico Fellini
El controvertido “Satyricon” de Federico Fellini está libremente adaptado de la obra de Petronio Arbitro: el propio Fellini describió la película como un “ensayo de ciencia ficción del pasado”.
La escena de la cena de Trimalchione es la única parte completa tomada de la obra de Petronio.
Eumolpo, ebrio junto a los demás comensales, ofende a Trimalchione, quien había presumido de ser poeta y filósofo. Por esto, es capturado y torturado, mientras Encolpio observa sin intervenir. Luego, los comensales y sirvientes de Trimalchione escenifican su muerte y funeral, con el liberto enriquecido que dirige desde el ataúd toda la ceremonia en una atmósfera surrealista y decadente.
Alimentación y hábitos culinarios en la antigua Roma
Los antiguos romanos
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